El orden de los tiempos: La biblioteca de la Aurora

La biblioteca de la Aurora

El colegio de la Aurora llegó a convertirse en un auténtico Centro de Estudios Superior

ILUSTRACIÓNMaría Fernández Lizaso

EL ORDEN DE LOS TIEMPOS


Publicado en el Diario de Cádiz el Domingo, 14 de octubre de 2007

Durante los siglos XVIII y XIX la biblioteca que se encontraba en la Capilla de la Aurora, sede de la Universidad portuense, albergaba más de 3.000 libros.

La Universidad portuense del siglo XVII, se ubica -como dijimos en la anterior entrega de este "orden de los tiempos’-, en la Capilla de la Aurora junto a la Iglesia Mayor Prioral. Aunque no ha podido situarse la fecha concreta de la puesta en marcha de dos cátedras de teología, estas no serían muy posteriores a 1760. Para entonces, como recordaremos, se encontraba implantada una cátedra de filosofía, que bien podría datar sus comienzos en 1763. A lo largo del siglo XVIII se crean nuevas especialidades y lo que puede considerarse “la joya de la corona”, esto es una Facultad Superior incardinada desde el año 1838 a la Universidad de Sevilla.

El Colegio de la Aurora llegó a convertirse, durante los siglos XVIII y XIX en un auténtico Centro de Estudios Superiores.

Y como toda universidad que se preciase, tenía su espléndida biblioteca. Desde 1779 hasta 1849, se invirtieron en el adecentamiento y mejora de la misma más de 14.000 reales. Quiere ello decir que los numerosos estudiantes que pasaron por sus aulas, podían soportar los conocimientos teóricos adquiridos en el encerado, tras los profusos textos y volúmenes que albergaba en sus dependencias.

La creación de la biblioteca, que data de fecha 4 de octubre de 1732, se encuentra perfectamente especificado en el testamento del vicario Francisco Antonio Moreno, aunque es en 1805 cuando el Ayuntamiento, en Cabildo Municipal celebrado el 26 de junio, acuerda abrir a la población la celebérrima biblioteca. Así reza el acta de la reunión: “…siendo entre otros piadosos establecimientos el de la existencia de una biblioteca pública que proporcione al público y a la juventud la instrucción necesaria para su adelantamiento en las ciencias que se enseñen en la cátedra establecida en dicha Capilla, se halla provista dicha biblioteca del número de volúmenes proporcionado en todas las materias, habiéndose determinado su apertura y asistencia a ella en las horas y días que manifiesta…”

La biblioteca, pública
 Asunto de tremendo interés, que no quiero dejar pasar es la manera de obtención de textos para llenar las estanterías de la Aurora. Tres fueron los procedimientos empleados para aumentar paulatinamente los textos y volúmenes del Centro Universitario. En primer lugar mediante la compra de ejemplares; en segundo a través de la aceptación de herencias y donaciones y por último -a mi modo de ver el más interesante desde el punto de vista histórico-, el de la adhesión de libros de otras bibliotecas que dejaban de serlo, a consecuencia de las desamortizaciones del siglo XIX. Son los casos de las que cobijaban, bien el Antiguo Hospicio de Misiones a Indias de los Jesuitas, o las de los Conventos de la Victoria o de San Antonio de los Descalzos.

De la mano del historiador portuense Hipólito Sancho, podemos acercarnos a este importante Centro Cultural del siglo XVIII. En su obra, apreciable de principio a fin, podemos rescatar el estado en el que se encontraba el fondo de la biblioteca. En una comunicación oficial del administrador se detalla con minuciosidad: “Los 2.745 textos expresados son los que existían solamente en la librería de la Aurora el 6 de mayo de 1.839. Los índices suman 3.059 volúmenes, repartidos en 18 estantes de a dos tablas cada uno, pero es porque comprenden también las 314 obras donadas en 1.841 por don Agustín Cantero”.

A San Juan de Dios
La apuesta decidida por la cultura y el conocimiento legó a sobrevivir un siglo y medio. En 1.849 el Ayuntamiento de nuestra ciudad confisca la biblioteca y las rentas del Colegio de la Aurora. El rico y prolífico fondo bibliográfico del Centro Cultural de la Cofradía y Escuelas Pías de Nuestra Señora de la Aurora, tenía los días contados.

“A finales de 1.849 -según relata Hipólito Sancho-, pasó a manos del Ayuntamiento, quién la trasladó después de algunos años al ex-convento de San Juan de De Dios" . La humedad y la polilla hicieron de las suyas en pocos años y acabaron con la insustituible etapa cultural y universitaria que gozaba El Puerto.

Aún hoy, cuando nos acercamos a las estanterías del Archivo Municipal en San Luís, podemos apreciar algunas de esas obras mágicas de la Aurora, en deposito, eso sí, ya que pertenecen al Fondo Antiguo de la Biblioteca Municipal. Por seña de identidad, sólo una frase a la vuelta de la primera página de cada libro: “Es de la Aurora”. De nuevo los ilustrados, con el razonamiento y los documentos bibliográficos, habían dejado a un lado su imagen de sabios abstraídos de la realidad que les envolvía y dejaban paso a hombres abiertos a todas las cosas e inmersos en el mundo, al que intentan conocer, entender y transformar.

Enrique Bartolomé

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