Sonidos portuenses


Quedan ya pocos sonidos en nuestra ciudad que delaten de donde venimos y hacia donde vamos. Para que me entiendan, escasos referentes que marquen el tiempo y el espacio en el que nos movemos los portuenses. Cada mañana, el sonido imperturbable de la bocina del Adriano III me traslada a situaciones vividas y deseadas. A tiempos pasados donde el eco de los sonidos de las fábricas de vino irrumpían en la mañana, cada mañana.
Nuestro vapor de El Puerto se erige, en este tambaleante siglo XXI, en el último bastión. Baluarte, donde los haya, de la manera de entender El Puerto y la gente que lo habita. Desde el año 1929, que llegara a nuestra ciudad el primer barco de la saga de 'Los Adrianos', mucho ha llovido. Y notoria han sido las distinciones que el vapor, a lo largo de su singladura, ha recibido. Premio a la Promoción Turística de El Puerto en el año 1990; declaración de Bien Mueble de Interés Cultural por la Junta en 1999 y Placa de Plata de la Diputación de Cádiz en 2002, entre otros avalan su buen hacer.
Los que somos de aquí de toda la vida, aquellos que nos emocionamos leyendo las magníficas páginas de "gentedelpuerto.com"; los que denunciamos con los cinco dedos las barbaridades urbanísticas que destrozan nuestro patrimonio o los que, en definitiva, amamos de verdad a nuestra ciudad, no somos ajenos a la desaparición de esos sonidos portuenses a punto de sucumbir. ¿Quién no recuerda la sirena, jadeante y monótona, del embotellado de Terry?, o la de Osborne, Caballero o Cuvillo. Al alba, día a día, esos sonidos empresariales recorrían los distintos parajes portuenses. Se dispersaban por las casas, se metían en las ollas, y los pucheros se veían reconfortados. Suponían, querámoslo o no, la llama a un trabajo legal, lleno de ciudadanos que aportaban con su mano de obra el grano de arena para que El Puerto fuese lo que fuese. Una ciudad sin sonidos -no ruidos-, es una ciudad adormecida. Por eso cada mañana, a eso de las nueve menos cuarto, el eco de la bocina del vaporcito me sitúa en aquél pasodoble del inolvidable Paco Alba: "Ay Vaporcito del Puerto/cuando en ti me embarco/cuando en ti navego/me contagia los recuerdos/de tus viejos sueños/sueños marineros". El inconfundible sonido del Adriano III, me sitúa y me estimula.
Diario de Cádiz (7 octubre 2009)
Enrique Bartolomé

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