El orden de los tiempos: El género chico portuense del siglo XIX
El género chico
portuense del siglo XIX
EL ORDEN DE LOS
TIEMPOS
Publicado en el Diario de Cádiz el Domingo, 27 de abril de 2008
De 1868 a 1900 se vive el momento de mayor esplendor de la zarzuela en
España. En un sólo año (1898) se pusieron en escena en los teatros portuenses
51 obras y 124 representaciones
La zarzuela es una obra
dramático-musical consistente en la alternancia de pasajes dialogados,
canciones, coros y danzas, desarrollada casi exclusivamente en España. Los
antecedentes de la zarzuela se sitúan en la representación de autos
sacramentales combinados con la imitación de la ópera italiana. Entre sus
primeros cultivadores destacaron los dramaturgos del siglo XVII Félix Lope de
Vega y Pedro Calderón de la Barca y el músico Juan Hidalgo. En sus libretos, de
corte aristocrático, desfilaban héroes, personajes mitológicos y alegorías
teológicas, según la moda italianizante de la época.
La dinastía borbónica en el siglo
XVIII determinó un período de decadencia del género. Conscientes de sus
limitaciones artísticas, los autores de la nueva zarzuela la denominaron género
chico, si bien la madurez temática y musical alcanzada por estas obras desde
mediados del siglo XIX delimitó las características de una variedad de zarzuela
cercana en pretensiones y calidad a la ópera, con la particularidad de incluir
diálogos, conocida como género grande.
El género chico, edificado
inicialmente en torno a los libretos castizos de Ramón de la Cruz, poseía un
único acto e intenciones cómicas. Entre sus principales representantes se
destacaron Francisco Barbieri con Pan y toros (1864), Tomás Bretón autor de La
verbena de la Paloma (1894), Ruperto Chapí, compositor de El tambor de
granaderos (1894), Federico Chueca, creador de La gran Vía (1886).
En una primera etapa se
compusieron obras largas. Este tipo de zarzuela, de gran empaque y extensión,
constituye el género grande o zarzuela grande. El género chico nació como
hermano menor de la zarzuela al hacerse esta más popular. Es una obra
realizada, por lo general, en un solo acto sobre temas castizos o populares a
manera de pequeños sainetes.
Y El Puerto no iba a ser menos.
En nuestra ciudad existía en el último cuarto del XIX una notable burguesía
compuesta por propietarios agrícolas, bodegueros, comerciantes y profesionales
liberales, además de un centro educativo de referencia para la clase acomodada,
el Colegio de San Luis Gonzaga. Todo ello unido al turismo veraniego hizo que
el impulso del teatro en todas sus extensiones fuese destacable.
El año 1898 fue precisamente
fecundo en cuanto a la representación de zarzuelas en nuestra ciudad, así la
Revista Portuense recoge en sus páginas del 4 de enero una crónica que no tiene
desperdicio: “acudieron esa no-che al teatro del Centro Católico de Obreros,
sito en la calle Diego Niño, unas 600 personas. Familias muy conocidas en
nuestra ciudad se dieron cita: Valdeavellano, Gaztelu, Piury, Paullada,
Moresco, Oneto, Jiménez, Varela, Terry, Osborne, entre otros”. Obras como: ‘El
bautizo de Pepín’, ‘Los cocineros’, ‘La buena sombra’, ‘Cuadros disolventes’,
‘La maja’, ‘El cabo primero’, ‘El santo de la Isidra’, ‘La zíngara’ o ‘La revoltosa’
daban vidilla a los portuenses ávidos de zarzuela.
En el trabajo de las investigadoras
Ascensión García de las Mozas y Ana Becerra, se puede leer: “El teatro del
Vergel está concurridísimo, en el espacio al aire libre se representaron las
zarzuelas ‘La viejecita’; ‘Agua azucarillos y aguardiente’ y ‘De vuelta del
vivero’. El público llenaba el teatro y en él podía notarse la presencia de
familias muy distinguidas de Puerto Real que venían en carruajes y tras pasear
por el Parque Calderón, asistían a las funciones teatrales. Apellidos como:
Abascal, Benjumeda, Benvenuty, Cózar, Castro, Lavalle, Guerra, Lizaur, Martín
Barbadillo, Pérez Cuadrado, Pául o Reboul, se daban cita en la ribera del
Guadalete”.
Hasta Muñoz Seca se atrevió. Todo
comenzó en enero del 1898, cuando con 19 años se anuncia su debut en el teatro
como intérprete del papel de ‘Antonio’ en la zarzuela ‘El loco de la guardilla’
de Narciso Serra y Francisco Caballero y descubrimos a Pedro Muñoz Seca actor
de teatro y cantante de zarzuelas.
Según las crónicas, realizaron un
ensayo en el Colegio de San Luis Gonzaga, su colegio, ante un público de
alumnos internos extremos y muchos invitados y sobre la representación en el
teatro del Centro Católico de Obreros, en concreto de su representación con
Guillermo Alberti (tío de Rafael Alberti) que el trabajo de ambos jóvenes fue
muy aplaudido porque caracterizaron perfectamente sus respectivos papeles. Los
aplausos resonaron al caer el telón y fueron llamados a escena los jóvenes
actores. De la interpretación de Muñoz Seca en ‘El loco de la Guardilla’, se
afirmaba: “Es un actor para aficionado muy bueno y cantado con gran afirmación
y excelente voz”.
Cuando hablamos de zarzuela nos
confundimos. Hay un malentendido con aquello del género chico, apellido que se
refiere a la decisión de acortar la duración del género, de los tres actos que
en ocasiones se alargaban hasta las cuatro horas, a un solo acto de una hora de
extensión. A veces, nos olvidamos de que la zarzuela ha tenido voces que la han
puesto en pie de la talla de Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Alfredo Kraus
o Plácido Domingo. Por no hablar de las excelentes masas corales que le han
cubierto las espaldas. O de que los precursores del género firmaban como Lope
de Vega o Calderón de la Barca. El gusto por lo exquisito no pasó, una vez más,
de baldío por El Puerto.
Enrique Bartolomé
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