El orden de los tiempos: El capitán Juan Camacho Jayna
El capitán Juan
Camacho Jayna
EL ORDEN DE LOS
TIEMPOS
Publicado en el Diario de Cádiz el Domingo, 12 de mayo de 2008
Gobernador de El Puerto desde 1690 a 1696, fue alcalde mayor de San
Luis de Potosí en México, de donde se trajo el retablo de plata del sagrario de
la Iglesia Mayor Prioral. El capitán se marchó de Mexico en 1687 para ser nombrado gobernador de nuestra ciudad.
No es la primera vez, ni será la última
que traiga a estas páginas la riqueza que encierra nuestro templo por
excelencia, la Iglesia Mayor Prioral. Pretendo en este caso dar a conocer los trazos
de un portuense que tras el poder que ejerció en la población mexicana de San
Luis de Potosí, se trajo a nuestra ciudad un magnífico baldaquino o retablo de
plata repujada que hoy podemos contemplar en la capilla del sagrario. Me
refiero al capitán Juan Camacho Jayna, alcalde mayor de la ciudad de San Luís
de Potosí y curiosamente primer editor de Sor Juana Inés de la Cruz, que en
1687 donó dicha pieza, realizada por el orfebre José de Medina sobre plata de
las importantes minas de San Luís de Potosí. Está considerada como una de las
más importantes obras de orfebrería que se conservan en la provincia de Cádiz.
Camacho Jayna llegó a la población
mexicana de San Luis de Potosí en 1680, y según Octavio Paz, “era cercano a la
casa de los Medinaceli, posiblemente familiar, amigo o protegido del Duque o
del Marqués de la Laguna o de algún otro de esa poderosa familia”. Ostentando
el preciado título de capitán y caballero de la Orden de Santiago, formaba parte
del séquito de Tomás Antonio de la Cerda y Aragón, marqués de la Laguna y conde
de Paredes, nombrado virrey de la Nueva España por el rey Carlos II el 8 de
mayo de1.680.
De su paso por la ciudad azteca,
la impronta que dio a la cultura y la educación. Así entre las muchas crónicas
de la ciudad encontramos estas líneas, que no tiene desperdicio: “A la par de los
logros y también los quebrantos de la educación pública, entre el siglo XVII y
el XVIII, San Luis llegó a convertirse en un centro de cultura, afectado sensiblemente
por la expulsión de los jesuitas. Muchos destacados intelectuales y artistas de
la época nacieron vivieron, enseñaron o realizaron su trabajo en la región”.
Pero vayamos a la historia de este
portuense universal. Carlos II nombra a Jayna tanto alcalde mayor de San Luis
de Potosí como teniente capitán general de esta ciudad. Por entonces los
alcaldes mayores de San Luis gozaban de singulares prerrogativas, así de manera
curiosa los distinguían de otros virreinatos porque “en los sermones se les tomaba
venia, se les daba la paz y se les ponía cojín y silla”. Especialmente
habilidoso, el capitán Jayna presentó sus reales títulos ante el cabildo de la
ciudad mexicana el 1 de diciembre de 1680, y a partir de ahí — según el
cronista Primo Feliciano Velázquez— dos acontecimientos de importancia pusieron
en evidencia su prudencia, habilidad y eficacia. Así “en 1863 intervino en el litigio
suscitado entre el gobernador y los naturales del pueblo de Santa María del
Río; estos últimos inventaron con descaro que habían sido despojados de sus tierras,
ante lo cual habían recurrido en amparo ante la Audiencia de México. Intervino
el alcalde mayor, se presentó en el lugar de los hechos y ordenó a los indios
que en su presencia pusieran cruces a modo de mojoneras para que entraran en
posesión de sus tierras”.
Es casi al final de su gobierno, cuando a principios de 1685 Camacho Jayna, y
con ocasión de andar inquietos los ciudadanos de Río Verde, propuso al virrey
la formación de seis compañías de milicia, “que sin paga estuvieron como de
presidio”, teniendo en cuenta “el mucho cuidado que podían dar a la ciudad de
San Luis y sus fronteras, además de dictar algunas medidas para contener a los
indios” sería el germen de una auténtica policía de fronteras.
El 3 de julio de 1687 el capitán
Camacho se despide de la ciudad y el estado que lo acogió durante siete años. A
su regreso aparece como gobernador de nuestra ciudad. Trayéndose consigo desde
México el irrepetible retablo de plata labrada que mandó hacer en 1685. De espléndido
arte barroco, se hizo con plata de las ricas minas de San Luis de Potosí. Si
nos acercamos por unos momentos al sagrario de la Prioral y nos recogemos en el
silencio de sus piedras, podremos apreciar que tras esa impresionante obra de
orfebrería existe la vida de un portuense que trató de exportar sus
conocimientos al otro lado del Atlántico y que aportó nuestra manera de ver y
sentir las cuestiones cotidianas.
Enrique
Bartolomé
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