El orden de los tiempos: La casa de los millones

La casa de los millones


ILUSTRACIÓNMaría Fernández Lizaso

EL ORDEN DE LOS TIEMPOS



Publicado en el Diario de Cádiz el Domingo, 19 de julio de 2009

Uno de los rincones más fotografiados por los turistas que nos visitan y menos conocido, en cuanto a su historia, por los portuenses es el que se sitúa junto al Castillo de San Marcos, donde se ubica el Mapamundi realizado por Juan de la Cosa en nuestra ciudad allá por el año de 1500. Sobre la portada de piedra, de una casa inexistente, muchos no saben que no tiene nada que ver con navegantes y descubridores del Nuevo Mundo. Lo que queda es el vestigio de lo que llegó a ser Alhóndiga o Pósito siendo su fábrica del siglo XVIII, concretamente del año 1741. Ocupó el espacio donde hoy puede contemplarse la estatua de Juan de la Cosa. El edifico que albergó esta institución presentaba planta rectangular, con portada singular de piedra y dos pisos de altura. El interior poseía bóvedas que impedían la humedad del suelo, patio central, graneros alrededor y oficinas. La planta superior se mantenía sobre vetustos pilares.

La Alhóndiga es el lugar donde se almacenaba y comerciaba el grano. Los Pósitos en su genuino carácter eran graneros, especialmente de trigo, con el objeto de abastecer de pan a los vecinos, especialmente en las épocas de carestía y de prestar grano a los labradores, tanto para la siembra como para el consumo en los meses de mayor escasez, librándolos así de caer en las manos de la usura. Este tipo de préstamos debe ponerse en relación con los préstamos a interés, que en la Edad Media realizaban los judíos.

Felipe II en una pragmática de 15 de Mayo de 1584 estableció la primera reglamentación oficial de estos establecimientos, disponiendo que su dinero se guardase en un arca con tres llaves y el trigo en un depósito con dos llaves. En 1792 existen en España 5249 Pósitos municipales, a partir de esa fecha se reitera lo de las tres llaves para el dinero y se exigen también tres llaves para el depósito de grano, llaves que debían estar en poder del Alcalde, de un Regidor y del Depositario.

Siempre ha existido la picaresca y en este caso era bastante común el que algunos ganasen la voluntad de los interventores para sacar cantidades de grano con que negociar, por cuenta propia o ajena; otros, ponían en juego malas artes o la intriga hasta conseguir su entrada en el Ayuntamiento y el manejo de los caudales del Pósito durante el tiempo de su mandato y así repartir los granos y prestamos entre familiares, amigos y compradores, sin acordarse de los pobres que carecían de semillas para continuar sus labores y de dinero para comprarlas.

Los Pósitos eran la principal institución de ahorro propia del Antiguo Régimen en la Corona de Castilla. También debe entenderse la generalización del sistema de Pósitos en el Siglo XVIII con el surgimiento de otras instituciones financieras. Perduraron hasta el siglo XIX en algunos lugares, pero en general fueron desapareciendo, bien por fracaso, bien por ser sustituidos por otras instituciones financiero-asistenciales como los Montes de Piedad.

El Puerto no quedó a la zaga y tuvo su Pósito Municipal. Por dejadez, en nuestra ciudad lo único que podemos contemplar de esa construcción es su fachada adosada a la Bodega Caballero integrada en el conjunto del Castillo de San Marcos. Si observamos con detenimiento en su parte alta tiene una inscripción: “Esta Alhóndiga o pósito hizo esta ciudad siendo su gobernador el Señor Don Diego de Cárdenas y Elava, del Orden de Alcántara, Brigadier de los Reales Ejércitos, y su Diputado Don Martín Reinoso y Mendoza, Caballero del Orden de Calatrava y Regidor perpetuo, año de 1741”. Con el tiempo fue modificando su configuración. En 1755 se instaló un retablo de madera con la imagen de la Inmaculada Concepción en el balcón de la fachada y en1761 ampliaba su recinto.

Las últimas noticias sobre el Pósito las encontramos en las Actas de Cabildo de 1935. Bajo la presidencia del alcalde Ignacio Osborne, se adquirió “el piso alto de la casasita en la Plaza de los Bizcocheros, esquina a la del Castillo, con destino a servicios públicos, en el precio de 1500 pesetas”. Con esta compra, las Casas Consistoriales se instalaron en la que fuera la Alhóndiga o Pósito Municipal, donde se manejaron desde 1741 buena parte de los dineros de los portuenses y que llegó a ser conocida como la Casa de los millones, que podremos ima-ginar si con templanza observamos esa portada de piedra que ‘de milagro’ se conserva.

Enrique Bartolomé


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