La Prioral abandonada

Ciertamente penoso, lamentable, imperdonable. Y cuantos adjetivos quisiésemos añadir serían pocos, para situar ‘más o menos’, lo que está ocurriendo con la Iglesia Mayor Prioral desde hace tiempo.

No entiendo como un templo de las características de la Prioral encuentre tan poca acogida entre los organismos públicos que deben velar por restaurar y mantener nuestro patrimonio. Aunque analizando un poco la cuestión, y a estas alturas de ‘la película’, no me sorprendería que algún día tuviésemos que lamentar el derrumbe total de cualquiera de sus elementos.
La Prioral, presente en todos y cada uno de los acontecimientos ocurridos en nuestra ciudad en los últimos cinco siglos (que se dice pronto), ha sido una de las grandes olvidadas. Hace unos años se decidió acometer un plan de restauración integral. Se impermeabilizaron los techos y se restauraron las naves laterales. La central quedó para mejor ocasión, sin que hasta la fecha, nada ni nadie haya puesto fecha de comienzo. Y las capillas tuvieron dispar suerte. Unas fueron minuciosamente tratadas, otras ‘aguantan el tirón’ y tienen todas las papeletas para acabar derrumbándose. Sin que contemos aquí con detalle, por falta de espacio, los cientos de objetos artísticos o pictóricos, que aguardan pacientemente que alguien los saque de su ostracismo.

Así las cosas, tenemos que recurrir de nuevo a la queja pública. A la denuncia por el estado de abandono de nuestra Iglesia Mayor. A la unánime petición de que no vuelvan a darse en nuestra ciudad los hechos que ahora lamentamos.

Que el derrumbe de la Capilla del Rosario, ocurrida hace quince días, sea sólo ese toque de atención que debemos recibir de vez en cuando. Que no tengamos que recordar de nuevo los tristes acontecimientos que tuvieron lugar cuando se produjo el derrumbe parcial del Palacio de Purullena.

Cuando escribo estas líneas oigo en el horizonte las campanas de la Iglesia Mayor sollozando. De alguna manera reclaman que las Administraciones Públicas se acuerden de su abandono. Que la Corporación Municipal haga algo. Que nuestro alcalde perciba su deterioro.

Espera, en definitiva, que todos luchemos para poder, algún día, recuperar la sonrisa que supo, durante siglos, transmitirnos a los portuenses.

Diario de Cádiz
Enrique Bartolomé

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